En lo que se refiere a profecía, quizá ninguna sea más asombrosa que la que llamamos las 70 semanas de Daniel ( Dn. 9:24-27 ). Dios le dio esta asombrosa visión del futuro al profeta judío Daniel en el año 538 a. C., 48 años después de que Babilonia destruyera Jerusalén y quemara hasta los cimientos el Templo de Salomón.
Esta profecía no sólo señala el tiempo exacto en que el Mesías estaría en la Tierra, sino que también llega miles de años en el futuro para describir los eventos del fin de los tiempos que aún están en el horizonte, incluyendo un tiempo único de horror y juicio conocido como la Gran Tribulación, así como la liberación final de Dios de un Israel redimido.
La profecía comienza diciendo: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo [Israel] y sobre tu santa ciudad [Jerusalén]” (v. 24). Las semanas son semanas de años (en hebreo, “setenta sietes”) que suman un total de 490 años, cada uno de los cuales es un año bíblico de 360 días. Este período de años se divide en tres partes:
1. Siete semanas (49 años). “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos” (v. 25).
La cuenta regresiva comenzó en el año 445 a. C., cuando el rey persa Artajerjes ordenó la reconstrucción de Jerusalén. Se reconstruyeron tanto la ciudad como las murallas ( Nehemías 1—13 ).
2. Sesenta y dos semanas (434 años). “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario” ( Dn. 9:26 ). Jesús fue crucificado alrededor del año 33 d. C. En el año 70 d. C., los romanos destruyeron Jerusalén y el Segundo Templo.
3. Una semana (siete años, todavía por venir). “Entonces por otra semana confirmará el pacto con muchos; pero a la mitad de la semana hará cesar los sacrificios y las ofrendas. Y sobre el ala de las abominaciones estará el desolador” (v. 27).
Como sucede con muchas profecías, existe una brecha temporal. En este caso, la brecha aparece entre las semanas 69 y 70. Después de la muerte y resurrección del Mesías, Dios detuvo la cuenta regresiva e insertó la Era de la Iglesia, la era de la gracia, que terminará con el Rapto, cuando Él saque a Su iglesia de la Tierra. Entonces aparecerá el Anticristo (“el príncipe que ha de venir”, v. 26) y confirmará un pacto fuerte y vinculante con Israel por “una semana” (los últimos siete años). Esta es la semana 70 de Daniel.
Abarca la Gran Tribulación, que ocurrirá después del Rapto pero antes de la Segunda Venida de Cristo y antes de que Cristo establezca Su Reino Milenial. Daniel 9:24 declara el propósito de la semana 70:
1. Para terminar con la transgresión
2. Para poner fin a los pecados
3. Para expiar la iniquidad
4. Para traer justicia eterna
5. Para sellar la visión y la profecía
6. Para ungir al Santísimo
Hoy el mundo vive en el intervalo entre la semana 69 y la 70. La semana 70 comenzará cuando el Anticristo confirme un pacto de siete años con muchos en Israel, comprometiéndose a proteger a Israel. Sin embargo, la Escritura dice que romperá el pacto después de tres años y medio; profanará el Templo judío (habrá nuevamente un Templo en el Monte Moriah); y se sentará en el Templo, proclamándose Dios ( 2 Tes. 2:4 ). Jesús llamó a esta autodeificación la “abominación desoladora de que habló el profeta Daniel” ( Mt. 24:15 ; cf. Dn. 11:31 ; 12:11 ).
Un remanente en Israel tratará de esconderse de la persecución y el gobierno del Anticristo ( Mt. 24:15–28 ; Ap. 12:13–17 ). La semana 70 culminará con la gloriosa Segunda Venida de Jesús para liberar a Israel y destruir y juzgar al Anticristo y su reino de opresores gentiles.